Una de las características elementales de Leonel Fernández es su liderazgo inspirador. Inspiración significa insuflar vida en algo inerte. Esa es la más potente de todas las competencias del liderazgo. Cuando Leonel salió al ruedo político en busca de la candidatura vicepresidencial en las elecciones de 1994, de inmediato inspiró a la militancia del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), organización que se percibía agotada y había entrado en picada luego de las elecciones de 1990, cuando libró una batalla cerrada con el Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), y en la percepción de los peledeistas quedó plasmado el concepto de que Joaquín Balaguer apelando al fraude le había quitado el triunfo a Juan Bosch.
En 1996 la candidatura de Leonel provocó una excitación en el ambiente, inspiró a los peledeistas a que salieran a las calles a trabajar con la decisión y voluntad de llegar al poder. Mientras que el candidato presidencial del PRSC, empresario Jacinto Peynado, no pudo en ningún momento ni etapa del proceso electoral, inspirar a la militancia de su organización. Por eso, mientras la campaña avanzaba, Leonel se consumaba como la opción para evitar que el PRD llegara al poder, y la candidatura reformista se iba consumiendo.
En el 1996, Leonel Fernández sabía muy bien que su candidatura implicaba una gran responsabilidad, ya que estaba siendo postulado por una organización que desde su fundación solo había presentado como candidato al profesor Juan Bosch, uno de los líderes más extraordinario de todos los tiempos de la historia iberoamericana. Por tanto, peledeistas y no peledeistas estarían muy atentos al comportamiento del político emergente, a sus gestos, a su desenvolvimiento, al contenido de sus mensajes.
Quienes procuran convertirse en líderes inspiradores deben estar conscientes de que las personas prestarán mucha atención a lo que hagan y lo que digan. Leonel se consumó de inmediato como un líder inspirador porque conjugó el arte de un discurso sustancioso con la comunicación de emociones. Tiene toda la razón Marshall Goldsmith cuando aduce que “los líderes inspiradores comunican con algo más que con el contenido. Comunican con emociones. Para liderar no es sólo importante las palabras que pronuncia sino también las emociones que transmite.”
Leonel Fernández eligió ser un líder inspirador, puesto que ha sometido su vida a una disciplina, a unos parámetros, que hacen que sus conciudadanos se mantengan en permanente atención sobre lo que dice y hace. Es un liderazgo que ejerce mucho impacto en sus seguidores.
El liderazgo de Leonel ha contribuido a una mejoría del grueso de la dirigencia del PLD. Leonel ha contribuido a que los dirigentes del PLD sean más abiertos, humanos, sociables y cultos. Ha contribuido a que la dirigencia que le sigue coseche triunfos y obtengan mejores resultados. El PLD bajo su orientación ha obtenido resultados en representación y votación como nunca antes desde su fundación.
El ejercicio político de Leonel Fernández está permanentemente enfocado a inspirar y motivar a los demás para que progresen y se desarrollen, para que mediante el esfuerzo cosechen el máximo rendimiento. Esa es una característica poderosa de su liderazgo. Aún en tiempos de crisis, Leonel hace grandes esfuerzos en activar la energía de los demás para conseguir resultados excepcionales.
John H. Zenger, Joseph R Folkman y Scott K. Edinger, en su obra El líder inspirador (2009, p.22) aducen que “los líderes adecuados consiguen que todo el mundo haga su trabajo, pero los líderes inspiradores consiguen que la gente vaya más allá y consiga más cosas. Su efectividad es mayor individualmente y el equipo en el que trabajan es igualmente más efectivo.”
Hay un proverbio árabe de un profundo significado que describe los resultados que puede alcanzar un liderazgo cuando tiene la virtud de la inspiración: “Un ejército de ovejas liderado por un león derrotará a un ejército de leones liderado por una oveja.” Eso quiere decir que los avances de un pueblo dependen fundamentalmente del tamaño, la grandeza y la dimensión del liderazgo.
Un líder inspirador, como señalan Zenger y otros (p.69) reúne tres atributos esenciales: a) ser un modelo y ejemplo para los demás; b) impulsar el cambio constante y la mejora; y c) tomar constantemente la iniciativa para hacer que ocurran cosas positivas. Además, un liderazgo inspirador, por lo regular reúne seis comportamientos, que son: 1) Fijar objetivos ambiciosos; 2) establecer una visión y una dirección; 3) comunicar con fuerza; 4) desarrollar a las personas; 5) ser cooperativo y un buen jugador de equipo; y 6) incentivar la innovación. El liderazgo de Leonel Fernández es una mezcla de todos estos atributos, por tanto, no cabe la menor duda de su condición indiscutible de líder inspirador.
El liderazgo de Leonel Fernández ha hecho que incursionen en la política personas que jamás tenían contemplados participar en la vida pública. Empresarios, intelectuales y personas vinculadas al arte y la cultura, quienes hasta entonces habían rechazado incursionar en la política por la agresividad de esta actividad, cambiaron de parecer y fueron atraídos por el liderazgo de Fernández con quien se incorporaron a la función pública.
Inclusive, causó mucha sorpresa en la sociedad dominicana, y además impactó en la percepción del electorado, el hecho de que un miembro de la alta burguesía dominicana, el empresario Luís Manuel Bonetti de la noche a la mañana se convirtiera en un político activo acompañando a la Leonel Fernández en la jornada completa de la campaña electoral de 1996.
Después del triunfo de Leonel y el PLD en la segunda ronda de las elecciones de 1996, Luis Manuel Bonetti pasó de un prominente gerente empresarial a un poderoso y eficaz funcionario público. En el primer periodo del gobierno de Fernández fue Secretario de Estado de Industria y Comercio, y en el segundo y tercer periodo ocupa la importante función de Ministro Administrativo de la Presidencia.
Artistas y productores de televisión, como son los casos de Roberto Salcedo y Sergio Vargas, entre otros, quienes habían sido reacios a participar en política, posiblemente porque no se sentían cómodos con las batallas pasionales estimuladas por las luchas ideológicas y doctrinarias, se colocaron detrás de Leonel Fernández con entusiasmo y determinación.
El liderazgo de Leonel le insufló interés a importantes actores del mundo económico y social que se habían auto marginado de la participación política porque no compartían la forma como esta se llevaba a cabo.
El seguidor inspirado no espera que se le diga lo que tiene que hacer, sino que percibe e interpreta lo que tiene que hacer, y de inmediato procede a ejecutarlo. “Los lideres crean una cultura en la que la gente percibe que este tipo de iniciativa será recompensada, no castigada. Se han abierto las puertas. Se pone el énfasis en lo que las personas pueden hacer, no en lo que no pueden hacer.” (Zenger y otros, Ibídem)
Es difícil enseñar a tener iniciativa, subraya Zenger (p.49), “pero lo que pueden hacer los líderes es crear un clima de libertad que permite a las personas experimentar y también premiar a los que muestren iniciativa. Los lideres señalan de muchas maneras sutiles si la iniciativa es bienvenida o contemplada sospechosamente.”
Zenger (p.55) acota que “el líder es capaz de llevarlo a cabo porque todas las emociones son altamente contagiosas de un individuo a otro. Este hecho se ve aumentado cuando una persona tiene un rol de poder en una organización por el hecho de ocupar una posición de responsabilidad. Cuando más fuertes sean las emociones que expresa un líder y más ganas y habilidad tenga para comunicarlas, mayor será el cambio que ocurra en el interior de aquellos a los que lidera. Y cuanto más formales sea la relación jefe –subordinado, mayor será la influencia de las emociones del jefe sobre el subordinado.”
Leonel inspira en todos los escenarios en que interactúa con las personas. En las reuniones de su Gabinete se caracteriza por enfatizar en metas y logros. Cuando no está de acuerdo con el punto de vista de un colaborador lo expresa de modo que el subalterno no se sienta mal. Tiene una educación exquisita. Mantiene siempre un tono de voz constructivo y una conversación honesta, por eso la reunión es siempre inspiradora y edificadora para todos los participantes. Cuando es necesario corregir, corrige, pero lo hace sin recriminar y desconsiderar en público a los demás.
El presidente Fernández es un liderazgo visionario que procura que sus conciudadanos también sean visionarios. Una de las metas de su liderazgo es lograr que las personas incrementen sus aspiraciones y mejoren el rendimiento, que sean más exigentes consigo mismos, hasta construir una personalidad más allá de sus limitaciones normales.
Otra característica del liderazgo inspirador, y que la tiene Leonel Fernández, es que este no se atemoriza frente a los grandes retos y desafíos. El líder inspirador prefiere siempre las cosas grandes y trascendentes. Por eso, son estos quienes llevan a cabo las obras transcendentes y construyen las infraestructuras que revolucionan a los pueblos frente al porvenir.
El estudio de los liderazgos políticos en la historia de la República Dominicana es pobre, y la pobreza no es por falta de datos e informaciones, sino porque el análisis, por lo regular, se enfoca en culpar o responsabilizar al liderazgo y los partidos políticos de los avances que no hemos podido lograr. En realidad hemos avanzado mucho como sociedad. La sociedad dominicana ha sido objeto de una transformación positiva en el ciclo de la democracia, y es importante que se realicen estudios para determinar la influencia del liderazgo en esos cambios.
Comparto con John H. Zenger y Joseph Folkman el concepto expresado en su obra: El líder extraordinario –Transformando buenos directivos en líderes extraordinarios- (2008, p.58), el concepto de que culpar a los lideres malos es una solución simplista. “Es mucho más difícil aceptar que el problema de liderazgo conlleva la necesidad de que todos mejoren en alguna medida. Los buenos podrían tener un impacto positivo sustancial sobre la organización si pasaran de buenos a extraordinarios.”
Percibo que Leonel Fernández se ha trazado la meta de pasar de un líder bueno a un líder extraordinario, y la mejor prueba la constituye el hecho de que siempre está inmerso en un proceso dinámico de búsqueda de mejoría de su desempeño.
En su gestión, Leonel ha obtenido grandes logros, pero no se detiene a disfrutar y saborear los mismos. Cuando ejecuta una obra importante y trascendente de inmediato se enfoca en la consecución de otra que la supere. No se detiene en el disfrute y celebración de las victorias electorales, de inmediato se enfoca en los retos que tiene por delante con la mirada puesta en la contienda futura.
El liderazgo de Leonel Fernández tiene como meta permanente inspirar a las personas a que mejoren. El carisma que posee, esa gracia espiritual, esa capacidad para inspirar devoción y entusiasmo facilita su misión.
Autor: Belarminio Ramírez Morillo Elnuevo Diario.
Gracia,por esta reseña de un orgullo dominicano.A mi en lo personal me tramsmite esa energia de facinacion.escucharlo es aprender, comfiar y fortaleserce en los principios de un lider.
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