El estudio se realizó con una muestra de 1,680 hogares, en cinco zonas consideradas de riesgo y vulnerabilidad: la frontera Sur, la frontera Norte, parte de la zona rural del Este (Monte Plata y El Seibo), el Distrito Nacional y los bateyes.
De acuerdo con los resultados de la investigación, en el Distrito Nacional sólo 80.2% de los hogares está en condiciones de seguridad alimentaria, a pesar de que en la zona el 60% de los ingresos se gasta en el consumo de alimentos. La zona más crítica es la de los bateyes, donde 25.3% de la población está en el rango de inseguridad alimentaria crónica o en riesgo de estarlo. Le sigue la frontera Norte con 22.3% de los hogares estudiados en inseguridad alimentaria, de los cuales el 8.3% se encuentra en el perfil 1, equivalente a crítico.
En la frontera Sur los grupos 1 y 2 -crítico y vulnerable de inseguridad alimentaria- alcanzan el 13.4% del total de los hogares. Un 5.1% está en el perfil 3, en el que se agrupan los vulnerables de inseguridad alimentaria, con consumo preferentemente de carne. Para el Este, el perfil de inseguridad alimentaria es de 11.6% de los hogares en condiciones de vulnerabilidad, dependientes del consumo de cereal.
De acuerdo con el estudio, el 72.1% de los ingresos mensuales de los hogares consultados se destinan a compra de alimentos; 7.3% a la salud, 3% a la educación; 5.5% a la adquisición de ropas y artículos para la higiene; 5.3% para vivienda; 4.1% para transporte; 1.6% para alcohol; 0.4% para el ahorro, y 0.7% para otros gastos.
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