El Partido Reformista está resuelto a sobreponerse en el menor tiempo al desprendimiento de los dos o tres dirigentes que se fueron con Hipólito. Y con ese propósito ha instruido a sus miembros en todo el país para que no permitan que la disidencia utilice sus símbolos y colores y mucho menos que ocupen sus locales.
Superado ya el ruido que dejó la partida de Amable, los principales dirigentes reformistas recorren todos los municipios reorganizando sus comités e instruyendo a la militancia sobre la forma en que deben actuar frente a las provocaciones que dicen constituye el uso de la simbología partidaria en otra causa que no sea la de apoyar las candidaturas del PLD.
El proceso de reorganización lo encabeza directamente el presidente del partido, ingeniero Carlos Morales Troncoso. Con su habitual caballerosidad y decencia, Morales instruye personalmente a sus partidarios a actuar con toda la energía para evitar que la disidencia reformista se quede con los locales que en algunos casos ocupa ese partido desde hace décadas. Las ocupaciones se han producido no sólo en el Este sino también en la Línea Noroeste y en algunos municipios del Cibao.
La dirigencia nacional reformista ha alertado también a la Junta Central Electoral sobre el uso indebido de los colores, el logo y el gallo que simbolizan a ese partido, en violación a la Ley Electoral. En particular se refiere a algunos actos del candidato del PRD, Hipólito Mejía, donde se exhiben banderas con los símbolos reformistas.
En las próximas horas la JCE será apoderada por el Partido Reformista de una instancia para que se solicite al candidato Mejía y al PRD abstenerse de usar los símbolos de ese partido en la campaña.
Parece difícil evitar que en las manifestaciones políticas se exhiban banderolas de cualquier partido. ¿Cómo pedirle a Rodríguez Pimentel, por ejemplo, que sus tres seguidores no levanten banderas coloradas?
Jones en la Liga
Es probable que Amable no haya comenzado a sentir todavía los efectos de su desafío al poder. Pero si le faltaba alguna muestra, ha comenzado a recibirla desde la Liga Municipal Dominicana. Cabeza de algunos de sus seguidores que asoma, cabeza que vuela...
El caso más patético es el de un ex diputado que le acompaña en su aventura política perredeísta y que pretendió no sólo quedarse cobrando en la Liga, sino seguir usando una yipeta de esa institución que tenía asignada desde que era legislador. Y le aplicaron la venganza china. Una patrulla militar lo interceptó en una concurrida avenida de la capital y lo desmontó del vehículo sin darle siquiera una explicación.
“Sólo cumplimos órdenes, señor...”, fue la respuesta del oficial que comandaba la patrulla.
“Ah, y entrégueme el teléfono también..., que es de la flota”.
Sin vehículo y sin celular para llamar a alguien que lo auxiliara, tuvo que regresar a casa en un carrito del concho.
Y es que la traición duele y desengaña. Pero mucho más si viene de la familia...
Otras travesuras
Hipólito y el PRD parece que no andan con sus finanzas muy holgadas, pero no les falta un dinero para costear las travesuras del inefable Luis Inchausti, a quien sus compañeros de andanzas peledeístas llamaron por muchos años “El Diablo”.
Conocedor como pocos de la estructura barrial de su viejo partido, Luis se está ocupando del trabajo sucio que se hace en todas las campañas electorales y anda agenciándose el apoyo de los “peledeístas disgustados” que no son otros que los mismos tígueres que cobraban en el Peme, aquel programa de ayuda “a la gente de la base” que el propio Hipólito tipificó de “vulgar corruptela” cuando llegó al poder en el 2000 y por el cual Inchausti pasó casi un año preso en Najayo.
La campaña de Danilo Medina y el gobierno tienen todos los detalles del trabajo que está realizando Inchausti en los barrios de la capital y manejan los pormenores de su juego, desde las casas que visita, los dirigentes con los que se junta, los peledeístas que contacta y el dinerito que reparte, hasta las comilonas y los tragos que comparte...
Porque nunca aplica mejor que aquí el viejo refrán popular: “El Diablo no sabe por diablo...
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