EL ERROR
Cuando los voceros de Hipólito Mejía salen a explicar o defender sus pronunciamientos, no queda dudas de que el candidato del PRD se salió del guión. La promesa a los productores del campo de perdonar sus deudas con el Banco Agrícola, no fue apropiada, si se atiende a la rápida reacción de representantes del sector. Levantó mucho los brazos, descuidó un costado y están golpeándolo como si quisieran tumbarlo en el primer round.
Los encargados, como no pueden parar la pelea ni aleccionar a su boxeador, intentan lo imposible: convencer de las virtudes de un error. Sin embargo, el hecho es interesante.
Demuestra que en medio de la campaña pueden discutirse asuntos sin ofender ni agraviar. El candidato Mejía quiso jugar a la demagogia y se pasó de populista. Pensó en el efecto inmediato de su propuesta, sin medir las consecuencias.
Una cosa es que se perdone al fullero y otra muy diferente que se promueva la fullería. La gracia le hizo más daño que bien, pues cargó escopetas que estaban vacías y se están viendo los resultados…
EMBOSCADA
El candidato Hipólito Mejía se emboscó a sí mismo, y lo hizo en sus propios dominios y en la circunstancia menos apropiada. No fue que le preguntaron qué haría a favor del sector agropecuario, sino que por iniciativa propia dijo que si ganaba las elecciones condonaría las deudas de los productores.
No que las pagaría con apropiaciones hechas al efecto, con lo que el Banco Agrícola, al cobrar, saldría ganando, sino que las perdonaría. Es decir, que el organismo crediticio sería llevado a la insolvencia por culpas ajenas a su política crediticia, o a consecuencia de demagogia impropia hasta en campaña. El candidato del PRD, por igual, fue sorprendido en su buena fe en un territorio que se suponía de su mejor gobierno. Nadie debiera disputar su hegemonía en el campo, pero con este tipo de resbalón ahora no se sabe. El pronunciamiento que provocó la con- troversia fue hecho el pasado domingo. Esto es, el día en que Danilo Medina fue proclamado candidato oficial del PLD. La reacción fue tan rápida que ni que lo estuvieran acechando…
LOS TEMAS
Golpear al adversario en sus puntos débiles o explotar sus faltas no afectan la limpieza o decencia de una campaña. Aunque en estos países, si no se ve sangre del toro o del torero, no se cree que haya habido faena. Incluso, los estrategas a veces se pierden y provocan los bajos instintos de la población y reniegan de toda posibilidad de nobleza. Se puede discutir de economía, o de la deuda social y sus atrasos, que son temas de amplitud y profundidad. Mucho más en un país económicamente intervenido por organismos internacionales, que marcan la pauta e imponen las reglas.
Es por tanto mucha la tela por donde cortar. La campaña debiera plantearse maneras de recuperar la soberanía económica, pues un poco de virtud doméstica nunca haría mal.
Unos dicen que se fue al Fondo Monetario Internacional por esto y los otros que por aquello. Tiene que haber un punto intermedio que por lo menos permita respirar, puesto que de acuerdo en acuerdo, de revisión en revisión, el país un día se despertará inundado y sus habitantes ahogados...
EL MODO
Los norteamericanos creen (por lo menos su entonces representante Hans Hertell) que la corrupción en este país es un modo de vida, y que aquí quien no corre vuela en ese campo.
Entre dominicanos se sabía que la cosa era grave, pero no tanto. Las ciudades bíblicas Sodoma y Gomorra quedan pequeñas ante la degradación moral de República Dominicana. Se impone un stop, y no será desaparecerla bajo fuego y azufre. La campaña no debiera ser ocasión para las consabidas imputaciones, pues –en el mundo de los negocios y la política– todos se conocen y saben de qué pie cojea el contrario. Tampoco anunciar medidas institucionales, ya que la actual administración las tomó todas, y se tiene visto que no resuelven. Deben, por tanto, ser más creativos, o los candidatos o los partidos o los gobiernos. Hay que suponer el panorama de burros y conejos llamándose orejudos sin que pueda ninguno de los bandos mostrar ex funcionarios presos por motivos de corrupción. La experiencia conocida desarma a cualquiera…
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