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domingo, 8 de mayo de 2011

Discurso integro de Miguel Vargas Maldonado donde anuncia su declinación


Por la Unidad del Partido, por la Democracia, por la Nación
Discurso de Miguel Vargas ante la Crisis Post XXIX convención del PRD

Pueblo dominicano, 
Compañeros y compañeras perredeístas:

Durante las últimas semanas, el país ha estado pendiente a los resultados de la Convención Nacional del Partido Revolucionario Dominicano.
En vez de celebración y preparación para una campaña electoral que se perfila como muy dura, hemos estado envueltos en una crisis, a consecuencia de graves fallas en el proceso, especialmente en el padrón, y de violaciones diversas que permitieron a cientos de miles de miembros de otros partidos votar y alterar  los resultados finales de la convención, como se ha demostrado fehacientemente.
Nuestro cuestionamiento a esos resultados viciados no se debe a insensatez o a falta de espíritu democrático. No!, se debe a que no son la fiel expresión mayoritaria de los votos de la familia perredeísta y ciudadanos independientes, sino de la influencia de otras fuerzas políticas interesadas en imponer el candidato del PRD.
En lugar de actuar como árbitros, imparciales, la mayoría de la Comisión Nacional Organizadora se inclinó hacia un lado,  y adoptó la intolerancia y beligerancia como norma, respondiendo con negación de derecho a nuestros justos reclamos, enarbolados con decencia y ánimo de transparencia para obtener la verdad.
Cuán lamentable resulta ver cómo en nuestro país las banderas de la verdad, la transparencia y la institucionalidad se quedan cada vez con menos defensores! imponiéndose un pragmatismo según el cual todo se vale.
Quienes se han erigido  en jueces de mi conducta política, pasan por alto el devenir del Partido Revolucionario Dominicano en los últimos años.
Pacientemente y junto a muchos esforzados dirigentes de todo el país y las seccionales del exterior, trabajamos sin  cesar, durante los últimos siete años,  en la reorganización del partido, severamente afectado por la humillante derrota del 2004.
Para entonces, el PRD cayó en una de sus más profundas crisis,  no por luchas de tendencias o por candidaturas, sino por los devastadores resultados de esas elecciones nacionales, expresados en la desmoralización y frustración de la militancia.
A ese panorama desolador se sumaba la violación al principio de la no reelección, bandera fundamental del PRD en toda su historia, tantas veces enarbolada por nuestro inolvidable líder José Francisco Peña Gómez.
Contra ese estigma, contra ese abandono por sus masas, contra esa incredulidad en las posibilidades de redención del PRD, luchamos tesoneramente, hasta renovar el partido y devolverle la imagen, la credibilidad y el prestigio perdidos.
No pocos, entonces, consideraban a nuestro partido un desecho político, muchos se ocultaron y otros se avergonzaban de ser perredeístas.
Muy pocos dimos el frente para reivindicar la grandeza de nuestra organización y su contribución a la democracia dominicana.
Muchos se negaron a participar en aquella tarea de retomar la mística y el orgullo perredeísta.
Muchos fueron los llamados, y muy pocos los que quisieron integrarse al sacrificio y a la tarea de la reconstrucción partidaria.
Algunos incluso no volvieron a ser vistos durante años, precisamente durante todo el tiempo que tomó la reconstrucción del PRD.
Recuerdo la timidez con que los perredeístas comenzaron a buscar un nuevo liderazgo que los redimiera de la vergüenza y el desamparo, mientras el nuevo gobierno  surgido de aquellas elecciones se ensañaba contra todo lo que le oliera a perredismo, y las hordas peledeístas sacaban a nuestros compañeros de las oficinas públicas al influjo de la frase que los llevó al poder: ”E, Pa Fuera que van!”.
Nuestros locales se quedaron vacíos y tal vez nunca  como entonces hizo tanta falta la voz y el carisma del líder que orientara a nuestra gente y reagrupara nuestras fuerzas históricas.
Era un partido mirado con repulsión por quienes sentían que había desaprovechado la oportunidad del poder para  recomponer  la sociedad  dominicana.
Fueron tiempos muy difíciles, y sin embargo, asumimos el reto, convencidos de que nuestro partido es indispensable para la construcción de una democracia de contenido social, y que se imponía reactivar ese espíritu de lucha, de constancia y disciplina que se forjó bajo el liderazgo de Peña.
De ahí en adelante la situación de nuestro partido comenzó a tener otra perspectiva.
Iniciamos la carrera hacia las elecciones del 2008 y nadie ignora el papel digno que jugamos en ellas, cuando a pesar de que el Estado se volcó con todos sus recursos para hacer posible la reelección de Leonel Fernández, obtuvimos el 41 por ciento de la votación.
Frente a un panorama de esa magnitud, con evidencias claras de que el PRD estaba completamente recuperado,  en organización y en orgullo, el gobierno decidió poner en marcha una estrategia para evitar que nuestro proyecto lo barriera en las elecciones del 2012, iniciándose una artera conspiración desde el poder.
El montaje comenzó desde el proceso electoral del 2010 con la infiltración de nuestras filas, comprando dirigentes que se habían quedado rezagados.
Otros se vendieron vulgarmente, aceptando las dádivas de un gobierno generoso con los fondos públicos y otros, los más impúdicos, se convirtieron en quintas columnas, operando desde nuestro partido a favor del gobierno y haciendo perder candidaturas legislativas y municipales a sus propios compañeros y compañeras.
Aún así, el PRD terminó siendo el partido más votado en las elecciones del año pasado, y aunque la maniobra oficialista nos privó de legítimas representaciones senatoriales, es de conocimiento generalizado que en varias provincias ganamos limpiamente las elecciones.
El viernes pasado quedó evidenciado uno de los beneficios del Acuerdo que en mayo del 2009 firmamos con el Presidente de la República, la no reelección presidencial consecutiva como mandato constitucional.
Esta nueva disposición en nuestra Carta Magna reivindica una bandera de lucha de nuestro partido y nuestro líder inmortal, limita espacio a la corrupción y el despilfarro de los recursos del estado, elimina la incertidumbre sobre la estabilidad macroeconómica durante los procesos electorales, crea oportunidades para  la alternabilidad y el surgimiento de nuevos liderazgos y contribuye al fortalecimiento de la institucionalidad democrática del país.
Los que criticaron, no entendiendo o no creyendo en ese acuerdo, hoy tienen que reconocer sus beneficios.
Con el pecho erguido, le digo a nuestro líder y amigo, José Francisco Peña Gómez: Puedes estar tranquilo, la reelección presidencial consecutiva en la República Dominicana, por la que tu tanto luchaste, es cosa del pasado.
Ese es el homenaje de este humilde discípulo a mi insustituible maestro.
No obstante, delante está el porvenir!.
Con mucha atención y respeto, he dedicado largas horas a escuchar  y a compartir reflexiones con dirigentes nacionales, provinciales, municipales, sectoriales y del sector externo, así como con mi familia, mis amigos y ciudadanos sinceramente interesados en el futuro del PRD y el destino del sistema de partidos, la democracia y el porvenir de la nación dominicana.
Siempre he puesto el interés y la causa del PRD, que es la causa del pueblo dominicano, por encima de mis legítimas aspiraciones políticas. 
He mantenido mi posición con altura y prudencia, demostrando que ha tenido lugar una confabulación de fuerzas internas y externas para despojarme de mis derechos, pretendiéndose desmeritar mis reclamos y mi historial de servicios  al partido y al país.
Mi propósito ha sido obrar siempre de acuerdo a mis principios y a las enseñanzas recibidas en mi hogar.
La unidad del partido y la tranquilidad del país están por encima de cualquier pretensión personal, y tiene que ser así para todo ciudadano motivado por una vocación de servicio a la sociedad.
El Partido Revolucionario Dominicano vive hoy una situación muy delicada, y es tiempo de poner punto final a la crisis, de procurar el entendimiento y la unificación interna.
He meditado profundamente mi decisión y quiero, una vez más, actuar con responsabilidad, prudencia  y sensatez.
Aunque sé que los resultados anunciados no se corresponden con los verdaderos, no voy a ser un obstáculo para que el partido se reencuentre a sí mismo y participe exitosamente en las elecciones de mayo del 2012.
La renunciación debe de ser de todos, y quiero que inicie por mí. Anuncio en este momento que declino mi legítima aspiración a ser el candidato de nuestro partido para las elecciones del 2012.
Agradezco de todo corazón el apoyo de quienes votaron por mí en la convención pasada y saludo también la participación de los perredeístas que optaron por la otra candidatura. 
Un especial mensaje de gratitud envío a todos los miembros del equipo que trabajó arduamente a favor de mi candidatura y la propuesta de cambio que juntos hemos enarbolado, y que en los momentos de duras críticas y ataques feroces, han permanecido inalterablemente  a mi lado.

Ahora, más que nunca, estamos obligados a continuar trabajando por un  PRD fuerte, más democrático y transparente.

Les invito a colaborar en todo lo que puedan, sin rencores, con desprendimiento, para que nuestro partido  y el compañero Hipólito Mejía alcancen el poder en las próximas elecciones.

El PRD es el hogar de todos!.

No pido nada a cambio para mí, no he solicitado ni aspiro a la candidatura vicepresidencial ni a un cargo en un posible gobierno del PRD, no reclamo la extensión de mi mandato como presidente del partido,  ni la nominación previa de la candidatura presidencial para el 2016.

Todas las posiciones que he ostentado en el PRD las he ganado con el apoyo mayoritario de mis compañeros y compañeras de partido, y así será siempre.

Continuaré ejerciendo mi posición de presidente del PRD, para contribuir desde ahí con el interés nacional como único norte.

Es oportuno precisar que no ha habido ningún acuerdo posterior al 6 de marzo fecha de la convención, me acojo únicamente a lo establecido en el “Pacto de Compañeros” suscrito el tres de marzo, antes de la convención, en el que nos comprometimos con la aplicación de la proporcionalidad, sustentado en los estatutos de nuestro partido, a la que tienen derecho adquirido los dirigentes y estructuras de nuestro proyecto. De esos derechos, me constituyo en garante.

Seguiré dirigiendo el partido bajo el imperio de la institucionalidad, que es innegociable, junto a mis compañeros de la dirección nacional perredeísta, hasta el año 2013, y anuncio a mis seguidores y a todo el país que nada ni nadie nos apartará del camino que nos hemos trazado, de luchar hasta lograr el establecimiento de un gobierno que garantice el derecho a la igualdad de todos los dominicanos.

Mi familia y yo tenemos razones sobradas para sentirnos satisfechos   de la firme lucha que libramos por nuestros ideales y derechos.

A lo largo de este camino he aprendido mucho, conocido mucha gente, ganado amigos y simpatías. Me he adentrado profundamente en el corazón del pueblo dominicano, con cuyas aspiraciones estoy más comprometido que nunca.

Estoy libre de amarguras y frustraciones. Me acompañan el amor, la energía y la fuerza para seguir trabajando  hasta lograr que el pueblo dominicano salga adelante.

En esa tarea, en el propósito de lograr esa meta, siempre se podrá contar con Miguel Vargas.

Defendí siempre la verdad y la transparencia como la vía más digna, justa y ética en que debía basarse la unidad; pero no siendo posible dicha vía,  al negársenos todos nuestros reclamos y derechos por parte de quienes debieron actuar como jueces y no lo hicieron, sólo me queda la vía del sacrificio, y la asumo con todas sus consecuencias, para no renunciar nunca al camino de la unidad de mi partido. 

Así es, compañeros y compañeras: Como me han negado la vía de la verdad y la transparencia, abrazo la del sacrificio, sin rencores, de corazón y a conciencia, como le correspondió actuar en su momento a José Francisco Peña Gómez.

Al presentar nuestra aspiración presidencial para el 2012, abrí mi corazón a todos los perredeístas sin distinción de simpatías. Hoy, al declinarla a favor de la unidad, ofrezco mi experiencia, mis ideas, mis fuerzas y mis energías, como presidente del PRD y como militante, para que el partido alcance el poder.

El PRD y el pueblo dominicano siempre podrán contar conmigo, mientras viva, yo estaré aquí!
Arriba la bandera blanca del PRD
Que viva el pueblo dominicano!

1 comentario:

  1. miguel vargas en su discurso hablo de enganos,confabulaciones en su contra,y manipulacion de resultados.

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