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martes, 24 de abril de 2012

Danilo Medina con Leonel e Hipolito Mejía sin Miguel

Orlando Gil
orlandogil@codetel.net.do
LOS FACTORES.- Más que reiterativo, he sido necio en decir que tanto Hipólito Mejía como Danilo Medina han hecho lo que les era dable hacer para alcanzar la Presidencia. El día a día lo confirma, y las encuestas no dejan lugar a dudas. De ellos, de sus discursos, de sus movilizaciones, de sus comparecencias, no puede esperarse más.
El juego queda ahora en manos de los factores indirectos, e incluso personales. Por ejemplo, resultan claves dos situaciones que sobrecogen por las mismas razones. Leonel Fernández con Medina, y Mejía sin Miguel Vargas. La oposición quiso avergonzar al candidato oficial señalando la incongruencia de que anduviera acompañado de funcionarios del gobierno, pues se hacía reo de sus culpas y marcaba el camino como “más de lo mismo”. Sin embargo, fallaron en el intento, y Medina se presenta ante el electorado con un partido unido, aunque se mueva en tres frentes.
Ningún peledeísta se queda fuera de la campaña, aunque si algunos escrupulosos de la sociedad civil que no entienden que las elecciones se ganan con cantidades, y no con calidades…
CINISMO.- Alienta ver como otros van convenciéndose de las realidades de la política dominicana, en que el cinismo permea y lidera sus procesos.
No se puede vivir llorando ante lo inútil, sino asumir las circunstancias con todas sus consecuencias. Entre un partido por la mitad y otro completo, este último asegura mejor el éxito. Además, si Danilo Medina nunca afiló cuchillas para las gargantas de su partido o de su candidato ¿por qué ahora no puede recoger esa siembra de nobleza política? Fueron muchas las tentaciones antes para que se desligara del PLD y no otorgara con su silencio validez a los despropósitos del grupo predominante.
Supo aguantarse las ganas, controlarse y ser más prudente que sus oponentes ocasionales.
Nunca cedió su espacio, pero sí supo esperar que los otros se convencieran de lo imposible de su causa. No podía pues al final renegar de su ánimo de consenso, ni quedarse fuera de competencia por falta de unanimidad. Falta ahora ver si el factor Leonel Fernández llena su cometido y completa la campaña de Medina…
EL ENTORNO.- El factor Miguel Vargas es la otra cara de la moneda de las elecciones del 20 de mayo, pues en vez de ser un elemento de convivencia y triunfo de la candidatura de Hipólito Mejía, se constituye en todo lo contrario. En la contraparte irremediable. Que puede ser peor si se le provoca, como quisieran los imprudentes, ya que una cosa es quedarse al margen y otra convertirse en sepulturero. ¿Creen los seguidores de Mejía que conviene a su campaña enfrentar a Vargas ahora, en denunciarlo o acusarlo junto a su gente de propiciar situaciones impropias? Tener ganas de pelear no es malo, lo malo es pelear, y mucho más hacerlo cuando las condiciones aconsejan que no. Quienes tienen acceso a Vargas perciben un entorno tranquilo, y lo que se cuenta, hasta el momento, no es más que una u otra invención interesada.
Si como factor quieto hace daño, hay que suponer si se pone en movimiento. Las coordenadas ya están trazadas, y lo mejor es que no sean más que un simple diseño. Hay mucha gente loca, que si la dejan, provoca una desgracia…
EL DECISIVO.- Las encuestas a realizar y publicar esta y la próxima semana debieran insistir en dos aspectos que aparentemente no interesan y que podrían ser cruciales. El grado de abstención y el porcentaje de indecisos. No es lo mismo que vote mucha gente, a que lo haga poca. No aprovecha igual que los electores se definan con tiempo a que den a conocer su decisión al final, incluso minutos antes del sufragio. Si los comicios del 20 de mayo se resuelven el mismo día, muchas cosas podrían cambiar. Por ejemplo, los factores de Leonel Fernández y Miguel Vargas podrían no ser tan cruciales. Hay apuestas, hay cálculos, hay suposiciones, de que otro podría ser el factor decisivo. Algunos núcleos de opinión se resienten de que las campañas sean tan caras.
La de Medina, pero igual la de Mejía. Pues bien, podría darse el caso de que las elecciones lo sean más. Que el factor dinero se imponga. Aunque eso no sería lo más grave, sino que no se tenga conocimiento o conciencia del hecho, y tome a uno de los bandos desprevenidos.
Saber a tiempo la abstención y los indecisos ayudaría.

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