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lunes, 13 de febrero de 2012

Las “dificultades” de Participación.

Oscar Medina
En un acto donde celebraban su aniversario, el nuevo coordinador de Participación Ciudadana denunció que se han encontrado con prejuicios y obstáculos que les hacen preever que éstas serán las elecciones más difíciles de observar de las 8 en las que han participado desde que se involucraron en este tipo de procesos. Dicen que los obstáculos son atribuibles a las malas relaciones que tienen con la Junta Central Electoral, y de forma particular con su presidente Roberto Rosario, y ponen como ejemplo de ese prejuicio el hecho de que, a pesar de haber girado diversas comunicaciones a la institucion comicial solicitando su acreditacion como observadores electorales, aún no ha recibido respuesta oficial.
Sin embargo, aunque diga lo contrario, ese grupo sabe que la naturaleza de las dificultades que dice tener para observar las próximas elecciones, en nada se deben a las relaciones ---malas o buenas--- que tengan con algunos de los miembros con la JCE o su presidente.
La verdad es que esas “dificultades” tienen su origen en que Participacion Ciudadana perdió el monopolio de la observacion que ostentó por más de una década. Un monopolio que tenía su eje de sustentación en la centralización de los fondos internacionales dispuestos para financiar la transparencia de los procesos democráticos en las naciones en vías de desarrollo.
Hasta entonces, todas las organizaciones sociales que participaban de una forma u otra en la observación electoral debían hacerlo a través de PC y de acuerdo a sus rigores e intereses.
Pero sucede que eso cambió a mediados del año pasado cuando la Junta Central Electoral firmó un acuerdo con la Union Europea para financiar directamente a más de 400 organizaciones de la sociedad civil para que puedan acreditarse directamente y convertirse en observadores electorales sin el tutelaje de Participación. De esta forma, universidades, clubes deportivos y culturales, parroquias, inglesias y centros de oración, así como juntas de vecinos y barriales, pasan a realizar la observación electoral bajo el rigor procedimental y la supervisión de la coorperación europea.
Este nuevo esquema no sólo le crea “dificultades” a Participacion Ciudadana, en cuanto de momento no tiene gente para observar elecciones.
Pues como se sabe, son tan pocos e inorgánicos que para poder acreditar 4 ó 5 mil observadores debían valerse de todas estas organizaciones a nivel nacional. De ahí el llamado para que la población se integre masivamente a su labor, ya no de observacion, sino de “supervisión electoral”.
Pero a Participacion Ciudadana y a su comparsa le ha salido otro obstáculo en su deseo de mantenerse como una especie de regente de las elecciones dominicanas. Y es que producto de los avances sostenidos que ha experimentado el proceso democrático dominicano, las elecciones de este país ya no constituyen un foco de atención mayor para la comunidad internacional, y por lo tanto los donantes para este tipo de programas de “supervision electoral” son cada vez maás escasos y más austeros para con la Republica Dominicana. El Centro Carter ya no viene a observar y tampoco disponen de recursos para patrocinar observadores locales; la OEA apenas consiguió asignaciones para la misión que ellos mismos encabezarán, y la USAID esta cada vez menos interesada en esa area de la observación electoral. La Unión Europea, sí dispone de fondos a tráves de programas especiales que mantiene dentro del marco de su cooperación con sus antiguas colonias.
Pero a través del acuerdo con la JCE, donde PC puede entrar como una organización más sin pretender erigirse en los rectores del proceso.
Esa es su dificultad y su obstáculo: no tienen gente ni dinero.
Pero inisten en que la Junta y su presidente estan prejuiciados con ellos. No lo dudo, y si lo estan, razones no les falta. Participación Ciudadana no es un observador imparcial del proceso en torno a las ofertas politicas, pero al menos debió serlo ante el árbitro. Y si hay en esta relación algún tipo de prejuicio, lo tiene esa organización con la actual Junta Central Electoral y de forma personal con su presidente Roberto Rosario.
Independientemente de esos prejuicios la Junta debe a Participación Ciudadana como observadora electoral, aunque desde ahora quede claro que sus “observaciones” no serán imparciales, ni con el árbitro ni con una de las partes envueltas en la contienda. Lo que sí debe entender Participación Ciudadana es que la acreditación sólo procede cuando corresponda en el cronograma de la Junta, y no cuando ellos quieran. El aluvión de cartas y comunicaciones no pueden variar el orden lógico del montaje de unas elecciones. Y la acreditación de observadores oficiales para unas elecciones jamás puede hacerse antes del incio legal y formal de esa campaña electoral. En extricto rigor legal, la campana se abre este miércoles 15.
Pero no todas son malas noticias para Participación Ciudadana. El embajador Izaguirre fue a la JCE a solicitar su acreditación como observador.
El gobierno de los Estados Unidos es quien la mantiene y como superior jerarquico asumió su defensa.
Y seguro le conseguirá también un dinerito para que observen las elecciones. Al mismo tiempo su otro jefe ---el político--- les resolvió el otro obstáculo. Hipólito Mejía informó que está dispuesto a colaborar con la “logistica necesaria” para que observen el proceso electoral.
Así que ya tienen la gente, perredeístas por pipá. Esperemos que a partir de ahora Participación Ciudadana y el resto de la comparsa puedan estar tranquilos hasta que llegue el día de las votaciones, aunque lo dudo mucho. 

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