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lunes, 4 de julio de 2011

Choque Danilo-Hipólito luce ahora más cerrado,no es lo mismo del 2000.

    Hipolito Mejia                        Danilo Medina
En la segunda versión del match Hipólito-Danilo,las circunstancias son notablemente distintas a las que caracterizaron el proceso del 2000, por lo que en esta ocasión se espera un enfrentamiento más equilibrado. Doce años después, ambos candidatos presidenciales exhiben grandes fortalezas, pero también vulnerabilidades, por lo que la victoria podría depender de los pasos acertados o erráticos de cada uno durante la campaña electoral, que promete ser muy intensa.

Danilo Medina cuenta hoy con un partido más fuerte, pero Hipólito Mejía ya conoce la ruta de llegar a la Presidencia y ahora tiene el aval de haber logrado un sorpresivo retorno luego de ser considerado por muchos un cadáver político.

El propio Medina ha presentado como su principal credencial la gran fortaleza que exhibe ahora el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

De hecho, el PLD de hoy es una organización política más grande y poderosa, cuyos dirigentes saben cómo obtener los espacios de poder y además mantenerlos.

Se trata de un partido que después de los comicios del 2000, ha ganado cuatro procesos electorales, dos de ellos en el nivel presidencial, logrando imponerse en ambas ocasiones en la primera ronda de votaciones.

Otro punto fuerte de la candidatura de Medina es que este no tendrá que invertir tiempo ni recursos en reunificar su partido. Además de lo organizado y disciplinado que –pese a la masificación- sigue siendo este grupo político, la victoria fue tan amplia que no deja espacios para quejas.

La escena de los tres precandidatos perdedores levantando los brazos de Medina la misma noche de las votaciones constituye una señal demasiado clara.
Otra ventaja del candidato del partido morado es el discurso acabado y sustancioso que presenta, muy fundamentado en la parte social.
Como no ha sido Presidente, contrario a su rival, y además no tiene cargos en el actual Gobierno, puede hacer planteamientos y promesas casi como un candidato de la oposición.

Pero precisamente en este punto hay una frontera entre sus ventajas y desventajas.

Medina carga, aunque no quiera, con el desgaste de un partido que ha estado ocho años consecutivos al frente de la administración pública.

Le afectan de algún modo las medidas gubernamentales impopulares e incluso situaciones que no necesariamente dependen directamente de decisiones del Gobierno, como el precio de los combustibles.

Se enfrenta además a un dilema, ya que querrá diferenciarse de la gestión de Leonel Fernández, pero necesita el apoyo decidido del mandatario.
De hecho, necesitaría más respaldo que el recibido en el año 2000.

En esa ocasión, Fernández acompañó al candidato en muy contadas actividades, entre ellas la presentación del programa de gobierno y el mitin de cierre de campaña.

Sin embargo, si el gobernante se lanza a las calles, se ganará las críticas de la oposición y entidades de la sociedad civil.
El “ni contigo, ni sin ti” cae como anillo al dedo al candidato presidencial peledeísta.

La resurrecCión de hipólito


En el caso de Mejía, la fortaleza más notoria es que viene de un proceso en el que salió airoso contra todos los pronósticos y luego de que muchos entendieran que sus mejores días en política habían pasado, por decirlo de una forma conservadora.

El hoy candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) logró ganar la candidatura a un Miguel Vargas que contaba con el control de los principales organismos directivos de la organización. El hecho de que prendiera tanto la consigna “llegó Papá”, es una muestra de que nuevamente el hombre ha logrado elevar sus niveles de aceptación en sectores de la sociedad que son determinantes en los procesos electorales.

También se puede anotar a su favor que, debido a lo reñida de la competencia en que se impuso  a Vargas, el partido blanco se activó en todo el país, por lo que solo tenía que cohesionarlo, cosa que ha estado logrando, para arrancar su campaña con un partido motivado.

Como elementos en su contra, está la crisis en los últimos dos años de su gestión, la cual será recordada por sus adversarios. Su espontaneidad y repentismo son a veces, parte de sus puntos fuertes y en otras ocasiones, sus principales debilidades.

La campaña
En el proceso del 2000, la meta del PRD era ganar en la primera vuelta, mientras el PLD se proponía clasificar para una segunda vuelta. Un escenario distinto al de hoy, debido a que los protagonistas son los mismos, pero las circunstancias son otras.

En ese entonces, el Partido Reformista contaba con una cuarta parte del electorado, y Joaquín Balaguer no solo estaba vivo, sino que fue el candidato presidencial.

A partir de ese proceso se ha ido consolidando la tendencia a la polarización entre PRD y PLD, por lo que ambos hoy tienen como meta triunfar en la misma primera vuelta, que será celebrada el 20 de mayo del 2012. La campaña aún no arranca, debido a que Mejía se ha dedicado a reunificar su partido tanto en el país como en el exterior, mientras que el PLD tampoco tiene prisa, y se apresta primero a proclamar su candidato. Luego de ese período de “España boba”, comenzará una lucha sin pausas entre dos grandes trabajadores de la política por la Presidencia de la República.

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