A RAJATABLA
Esta vez la gira de tragedia se inició por Salcedo para aprovechar como motivo de destape la muerte de un deportista, aunque las armas fueron distribuidas muchos días antes y la razón de la guerrita no era exigir que se esclarezca ese caso, pues todavía no se había producido, sino la de enrarecer el ambiente electoral, lo que no se pudo por la rápida intervención de las autoridades.
Esta vez la gira de tragedia se inició por Salcedo para aprovechar como motivo de destape la muerte de un deportista, aunque las armas fueron distribuidas muchos días antes y la razón de la guerrita no era exigir que se esclarezca ese caso, pues todavía no se había producido, sino la de enrarecer el ambiente electoral, lo que no se pudo por la rápida intervención de las autoridades.
Ahora son cuatro los muertos y más de una decena de heridos entre policías y civiles, en medio de lo que la prensa denomina huelga o protesta, cuando en verdad han sido enfrentamientos a tiros entre policías y gentes armadas que procuran objetivos muy alejados del reclamo de que se esclarezca en cuáles circunstancias fue ultimado el joven deportista.
A la comunidad de Salcedo le asiste derecho de exigir que el Ministerio Publico identifique al o los responsables de la muerte de ese joven, pero otros intereses improvisaron un escenario de violencia, en claro propósito de incendiar la pradera con fines políticos.
Aunque intenten asumir responsabilidad por la convocatoria de esa “huelga” o “protesta”, la dirigencia del mentado Frente de Lucha Popular (Falpo) o de otros grupos similares no han sido los responsables de que “esa acción de masas” degenerada en guerrita, pues sus gentes no son dueñas ni alquilaron las armas de fuego que se usaron en esos desórdenes.
La izquierda, de tanto tropezar con la misma piedra, debería saber cuándo es usada como carnada por sectores cavernarios que antes fueron sus verdugos.
Las armas en poder de los movimientos comunitarios caben en un saco de henequén y sobra espacio, al punto que el estado ha tenido que proveer a algunos de sus dirigentes de algunas para que se cuiden, por lo que hay que reclamarle al jefe de la Policía que identifique a esos tiburones que antes de las elecciones distribuyeron como pan caliente metralletas, revólveres y pistolas.
La tragedia de Salcedo constituye el primer resultado derivado de un discurso irresponsable y delirante que promueve la violencia e insurrección como fórmula para la resolución de conflictos intrapartidarios y para pretender obligar al nuevo gobierno a señalar por la fuerza a un interlocutor válido.
Las tradicionales giras de protestas del Falpo y otras organizaciones similares, que abarcan los municipios de Navarrete, Villa Vásquez, Tamboril, Santiago, Licey Al Medio, Bonao, Tenares, y San Francisco de Macorís, se caracterizan por una dosis moderada de violencia, en lo que ha uso de armas de fuego se refiere, por lo que sus promotores deberían evitar que trogloditas o gente del narco lo usen como preservativos.
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